Se
calcula que solo el 2% de este ADN genómico puede codificar proteínas; que más
del 50% del ADN genómico consiste en secuencias repetitivas que pueden tener
capacidad funcional, que aproximadamente el 35% de los genes puede
experimentar procesamientos alternativos –es decir formar proteínas con
capacidades funcionales diferentes- y que el genoma puede codificar
aproximadamente de 250 mil a un millón de proteínas cuya síntesis está regulada
por unos 10 mil factores de transcripción.
Cabría
preguntarse ¿qué relación existe entre este descubrimiento y la Nutrición como
ciencia?
Primero,
las proteínas codificadas por el genoma pueden ser enzimas, hormonas o hasta
tejidos. Una alteración en este proceso podría generar problemas como
deficiencia de lactasa o Diabetes tipo I para citar algunos ejemplos.
Segundo,
los seres humanos utilizan, bien o mal, los nutrientes presentes en los
alimentos en función de las diferentes variantes genéticas que su cuerpo puede
presentar, es decir, como nunca antes en la historia de la nutrición se puede
decir con total autoridad que una dieta no necesariamente tendrá el mismo
impacto en dos personas, incluso si en apariencia fueran iguales. Un
estudio desarrollado en Norteamérica mostró lo siguiente: dos grupos de
individuos de raza negra, pero con polimorfismos diferentes en el gen que
codifica la Angiotensina (responsable del nivel de presión en la sangre) fueron
sometidos al programa de “Aproximaciones Dietéticas para el Control de la
Hipertensión (DASH); los individuos con genotipo GG fueron menos sensibles a la
dieta que aquellos con genotipo AA, en otras palabras dos personas con
características fenotípicas parecidas reaccionaron diferente en función de sus
características genotipicas diferentes.
Tercero,
los alimentos constituyen verdaderas “bombas químicas para el cuerpo”, debido a
la gran cantidad de sustancias presentes en ellos, mismas que son capaces de
interactuar positiva o negativamente con ese 35% de genes que pueden ser
sometidos a procesos alternativos de generación de proteínas, siendo
prácticamente imposible determinar su impacto sobre la salud de una persona.
Varios estudios han mostrado, por ejemplo, que los polifenoles contenidos
en el té verde como el 11-epigalo-catequin-3-galato (EGGG), inhiben la
fosforilación de la tirosina del receptor Her-2/neu y del receptor del factor
de crecimiento epidérmico (EGF), por lo que se inhibe la señalización del
fosfatidinilinositol 3-kinasa (PI-3) > Akt kinasa > ruta NF-kB. La
activación de esta ruta está asociada con algunas formas de cáncer de mama.
Como
se puede ver, no está lejano el día en que las prescripciones
nutrioterapéuticas y dietoterapéuticas obedezcan a patrones de referencia
genéticos. Quizás, estamos a puertas del uso de tablas de composición
genética de los alimentos o tablas de requerimientos genéticos nutricionales.
En este contexto de ideas, otra pregunta parece inevitable ¿Qué tan lejos esta
la Nutrición como profesión en este horizonte?
Se
ha pasado en este tiempo, de la formación profesional de Dietistas a la
formación de Licenciados en Nutrición a nivel universitario, pero muy pocos
Nutricionistas son responsables de Programas Nacionales relacionados. Se crean
Programas de Nutrición en diversas universidades, pero la prevalencia de
Retardo en el crecimiento sigue siendo alta en menores de 5 años.
Se
establecen servicios de Nutrición en los hospitales y clínicas, pero no hay
suficientes Nutricionistas para hacer seguimiento específico a los pacientes y
es más, en muchas instituciones en lugar de incrementarse en número de
Nutricionistas que laboran en ellas, este ha ido decreciendo con el tiempo.
Será
que los planes curriculares ¿Sostienen cursos que poco o nada ayudan a la
especialización del profesional? Se crean maestrías en Nutrición con
información amplia y variada pero se termina aprendiendo allí, lo que debieron
aprender en pre-grado –manejo de vitaminas y minerales por ejemplo.
Se
ha incrementado considerablemente el interés por la nutrición en todas las
áreas de la salud, pero la producción científica del Nutricionista es todavía
escasa.
El
mundo esta incursionando en la Nutrigenética (influencia del genoma sobre el
nutriente) y la nutrigenómica (influencia del nutriente sobre el genoma) pero
nosotros aún no hemos podido ponernos de acuerdo para desarrollar un propuesta
conjunta que Desarrolle más la Carrera.
Es
evidente, que se requiere un cambio trascendental para el despegue de nuestra
profesión. Armonizar nuestras diferencias es nuestra principal tarea pendiente.
La Nutrición tiene un potencial de desarrollo tan grande que avanzará incluso a
costa nuestra. Si no queremos que se hable de Nutrición sin Nutricionistas,
sería bueno ponernos a trabajar YA
DECLARACIÓN
DE PRINCIPIOS
En
IIDENUT rechazamos rotundamente aquellas prácticas asociadas con el uso
inapropiado de la información con fines comerciales. Nuestros estándares éticos
nos impiden aceptar, difundir o parcializarnos subjetivamente con producto o
práctica alguna que vaya en contra o distorsione la labor científica del
nutricionista.
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