Cuando se habla de Nutriología clínica
normalmente se hace referencia al trabajo que el Nutriólogo desarrolla dentro
de un hospital, es decir, una labor eminentemente recuperativa del paciente. El
profesional acompaña la evolución del mismo aportando ideas dentro del contexto
del equipo multidisciplinario. El trabajo es individualizado y la opinión del Nutriologo
determina – al menos en teoría - las características del tratamiento
nutricional al cual será sometido el enfermo Desde este punto de vista, la Nutriología clínica es por cierto estimulante
puesto que le brinda al profesional la posibilidad de monitorizar en poco
tiempo y de manera muy directa la evolución de su paciente [Nota: Aunque se lee bien, la realidad no es así.
En la mayoría de países de Latinoamérica el Nutriologo clínico no tiene tiempo
suficiente para pasar visita médica junto con el equipo multidisciplinario
porque entre otras razones no hay suficientes profesionales para el número de
labores que desarrollan].
Ahora bien, quiénes trabajan fuera del
hospital difícilmente dicen “estoy haciendo Nutriología Clínica, lo que
comentan es “estoy haciendo Nutriología Comunitaria”. En la comunidad
difícilmente se utiliza el término Clínica ¿se ha preguntado por qué? Tal vez
porque las primeras ideas que se asocian con la palabra “comunitaria” sean una
comunidad alejada donde no existen caminos para transitar ni es fácil acceder a
ella; charlas utilizando papelógrafos y/o maquetas para enseñarle a una
población escéptica las ventajas de una alimentación balanceada; trabajos de
investigación y/o de intervención donde los resultados de los ajustes
hechos difícilmente se ven en el corto
plazo; trabajo administrativo que involucra la revisión de una serie de
políticas, estrategias y planes que muchas veces no son congruentes con la
realidad. En suma una serie de labores que nada tienen que ver con el
tratamiento individualizado.
No obstante y además de las tareas citadas
en el párrafo anterior, en la comunidad también existen consultorios, también
se hacen consultas individualizadas, también se evalúan signos clínicos de
deficiencias de micronutrientes, también
se evalúa la composición corporal; entonces ¿por qué nunca decimos “estoy
haciendo nutriología clínica en la comunidad”? Probablemente, porque le hemos
dado tanto énfasis a la aplicación de programas nacionales que involucran la
implementación de recomendaciones para grandes grupos poblacionales que nos
hemos olvidado que en la comunidad también hay individuos, que los
beneficiarios de esos programas son individuos y que individualizar una
recomendación general siempre es mejor que dejar de hacerlo.
Dicho lo previo y con el afán de que todos empecemos a utilizar
los términos con propiedad, deberíamos referirnos a las tareas propias del
trabajo en la comunidad, la mayoría actividades preventivo- promocionales, como
actividades enmarcadas en del contexto de políticas generales de Nutrición
Pública, y eso no es todo, como en la comunidad también tenemos consultorios podríamos decir
que en ella se aplican estas dos ramas de la Nutriología , la
clínica cuando hablamos de individuos y la Pública cuando hablamos de grupos.
Ahora bien, sabiendo que el todo parte del
individuo, le dejamos la siguiente pregunta, si tuviera que empezar una reforma
con el objetivo de hacer de la
Nutriología una carrera más competitiva, científica y
moderna, ¿por cuál de estas dos áreas empezaría? ¿Reformaría la forma de hacer
Nutriología clínica desde el hospital (dado que allí se hace la mejor
nutriología clínia) para luego aplicarla a la comunidad? O ¿Reformaría la forma
de hacer Nutriología Pública para que después de entender lo que sucede en las
poblaciones podamos recién aplicar lo aprendido a los individuos?
DECLARACIÓN
DE PRINCIPIOS
En IIDENUT
rechazamos rotundamente aquellas prácticas asociadas con el uso inapropiado de
la información con fines comerciales. Nuestros estándares éticos nos impiden
aceptar, difundir o parcializarnos subjetivamente con producto o práctica
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